jueves, 30 de agosto de 2007

Retrospectiva: Britney Spears (I)

BRINNI: ¿Ladeo más la cabeza para parecer más mona?
FOTÓGRAFO: Haz lo que te dé la gana, niña... lo que me interesa es el triangulillo de la falda...

R: El otro día, durante una cena con fondue y (mucho) vino, conversábamos Estela y yo sobre Michael Chabon, Dave Eggers y tendencias literarias americanas. La verdad es que estaría muy bien hablar de todo eso en music4girls, pero había algo en aquel momento que nos estaba impactando mucho más. Ya hacía tiempo que esperamos el nuevo "trabajo" (sigh) de Britney Spears (a partir de ahora: La Brinni), así que como preparación y mentalización me dio por bajarme el My Prerogative - The best of Britney Spears, disco que hacía de banda sonora a aquella cena (si a alguien le extraña el contraste entre La Brinni y el tema de conversación es que no nos conoce todavía). Con esta Retrospectiva, music4girls se propone reivindicar la figura de Spears como encarnación perfecta del mito pop postmoderno: nacimiento, auge y caida. Para empezar, en esta primera parte, ¿qué mejor que recordar los primeros tiempos de La Brinni, cuando aún nos creíamos eso de que la noche de bodas le podrían hacer la prueba del pañuelo y la superaría con un torrente de sangre virginal? Que mucho "baby hit me one more time" pero los únicos cardenales que tenía la niña eran los de los latigazos que sufría bajo el training de su señora madre.

E: Porque La Brinni es, ante todo, un mito de nuestro siglo. En cuanto a personaje de profundo calado social cuya trayectoria vital recoge todos los bienes y males de nuestra época. La Brinni empezó siendo una niña con pompones rosas en el pelo y de star absoluta del panorama pop musical de masas que reivindicaba la virginidad antes del matrimonio ha pasado a aparecer en las fotos chupando chupa-chups que (dicen) tienen elevadas dosis de alcohol y en compañías de cualquier género y dudosa clase y a ser vilipendiada por propios y extraños con idilio incluido entre su ex-marido y su (castradora) madre. Pura leyenda urbana.¿No es genial?
Pero como todo, esta historia tiene un comienzo. Y el de La Brinni como personaje que nos ocupa nos remonta a 1999. Con One more time rompió el molde. Vestida de colegiala con los mencionados pompones y una falda únicamente intuitiva aquel angelito rubio de mirada inocente bailaba como una vulgar fulana y acaparaba primeros planos cantando lo que se convirtió en el estribillo de aquél año. Y nosotros flipamos. En Sometimes aparecía de un naïve que ya daba asco en aquella playa tan americana, con su conjuntito blanco y aquel maromo que parecía sacado de Los vigilantes de la playa, pero resultaba gracioso que la que cantaba Baby hit me one more time en su segundo single nos recordara que Sometimes I run/Sometimes I hide/Sometimes I´m scared of you/But all I really want is to hold you tight and treat you right/Baby all I need is time (atención a la última frase absolutamente premonitoria) en una paradoja de personalidad disfuncional y bipolar que llegaría a su cúspide en la actualidad. Era esa dualidad guarrilla de instituto/estrecha republicana en edad de merecer lo que convirtió a La Brinni en el ídolo que es hoy en día. Y luego llegó la locura (nunca mejor dicho) con Crazy, el que fue el vídeo favorito de Raül durante muchos años (exactamente hasta Slave 4 U).

R: Para empezar, tengo que dejar constancia de mi consternación: ¿por qué tenía yo en la cabeza que los primeros videoclips de La Brinni eran de mi último año del instituto (osease: 1998)? ¿Porque tengo recuerdos (irreales) de estudiar para la selectividad mientras flipava con el Baby hit me one more time? Una vez superada esta pregunta sin respuesta, tengo que admitir que en aquellos años, La Brinni tenía un significado primigenio para mi: el inicio del verano. La llegada de sus discos significaba que llegaban las vacaciones y que tendríamos tonadilla machacona para rato. Que si You drive me crazy / I just can't sleep / I'm so excited / I'm in too deep por aquí. Que si Oops I did it again / I played with your heart por allí (vale, es del segundo disco, pero el primer single seguía siendo "nacimiento": el auge llego un poquitín después)... ¡Y lo que me gustaba! ¡Y lo que nos gustaba! Aquellos primero años estuvieron protagonizados por una dulce tensión entre los dos modelos a los que se enfrenta cualquier post-adolescente: el de la virgen con la que todos quieren casarse y el de la calentorra (en el buen sentido de la palabra) a la que todos se quiere follar. Ellas se identificaban. Ellos se ponían burracos. Todos contentos. Y es que puede que, como fenómeno, La Brinni tenga muchos puntos oscuros. Pero si hay que reconocerle algo es que supo imponerse como ejemplo a seguir en una nueva tendencia: la de las lolitas infantiloides pero algo guarronas que después imitarían segundonas como aquella que nunca se lava y que recibe el nombre de Xtina). ¿Y no adoramos a gente como Madonna precisamente por ser las primeras? ¿Por ser las cabecillas de una tendencia? Pues eso. Que La Brinni se ganó a pulso, en aquellos tiempos, el título de Princesa del Pop. De sucesora indiscutible de Madonna.

Jo jo jo... pa que luego digan que no tengo sentido del humor...
¿también dicen que no tengo coeficiente intelectual? ¿Coefiqué? ¿Ezo qué é lo que é?


E: (Esto es una post-data...ese desfase espacio temporal lo tienes porque el single salió en 1998.Por cierto, ¿perderemos lectores y criterio de cara a la opinión con esta retrospectiva tan arriesgada?)

R: (Ya decía yo que mi memoria tampoco podía estar tan mal. ¡Dios mio! ¡Entonces además de primer trabajo de La Brinni vamos a tener que celebar su primera década como artista total! Sea como sea, yo creo que más que perder, ganaremos lectores y empezaremos a recibir comentarios rollo El diario de Patricia, de niñas que siguieron su ejemplo y ahora trabajan en el Twisted Tit y cosas así...)

martes, 28 de agosto de 2007

M.I.A. Kala - Dame más gasolina, toma más gasolina


E: Hace un par de años M.I.A nos sorprendía con su debut Arular, un disco de hip hop que no sonaba del todo a hip hop que destacaba por encima de todos los de su género por su frescura y originalidad. La pusieron en todas las portadas y el disco fue elegido casi unanimamente el mejor de su año. No era para tanto, pero tampoco molestaba. Arular sonaba a algo nuevo, divertido, era homogéneo sin ser cargante. En definitiva, era un disco AMENO.
Pero como todo hype, o todo boom, o todo bluff o lo que quieran llamarlo debe volver, la Mathangi "Maya" Arulpragasam nos deleita con la segunda entrega de sus inquietudes musicales y políticas, con la evidente intención de repetir el fenómeno que vivimos dos años atrás. La pregunta es, ¿ha repetido la fórmula?

R: Que conste que la pregunta de Estela tiene trampa: ¿ha repetido la Arulpragasam (¡me moría de ganas de escribir el apellido!) la fórmula? ¡Qué va! Ahora bien, ¿es bueno que la Arulpragasam (¡y van dos!) no haya repetido la fórmula? Esto es lo que no tengo tan claro. Que conste que a mi el Arular me gusta porque de hip-hop tiene lo que yo de hip-hopero: su mestizaje de sonidos buscaba debajo de las piedras multi-culturales para buscar melodías interesantes que nunca perdieran la capacidad de hacer bailar. Ahora que M.I.A. ha recorrido medio mundo, parece que ha querido incorporar cuanto más sonido étnico mejor. El problema es que en ocasiones puntuales, y estoy pensando en esa aberración llamada Jimmy, el resultado queda más cerca de Camela que de las danzas gitanas (que habrá a quien le mole, pero a mi definitivamente no). En el resto de minutaje, Kala está ahí a la pata coja en una cuerda de circo: experimenta tanto con sonidos al borde de lo hortera e insoportable (los coros de niñas, las trompetillas banghra, la percursión arabesca) que parece que en algún momento u otro vaya a pegarse un chochazo contra el suelo. Pero M.I.A. es mucha M.I.A., y por mucho que en esta ocasión sólo tenga a Diplo detrás de la producción de dos canciones, hay que reconocer que el álbum recoge algunos de los temas más rabiosamente bailables de la temporada (World Town y XR2) y acaba por transcurrir con facilidad (exceptuando los momentos en los que piensas que a la muchachilla se le ha ido la olla por completo), aunque sin la sorpresa y el brillo del Arular. ¿Que nos da a cambio de la supresión de sorpresa y brillo? Una coherencia inusual a la hora de plantear un sonido que podemos reconocer como suyo a la primera escucha. Y sudor y baile (guarreo, claro). Ahora bien, tengo que puntualizar que hay dos cosas que me sorprenden de este disco. Bueno, más bien hay una cosa que me da rabia y otra que me da miedo. Me da rabia que todos aquellos que se tiran a la yugular de Björk por poner sonidos de bocinas de barcos y otras chorradas en Volta aplaudan a M.I.A. y sus pistolas, disparos y demás soniditos "callejeros" (aquí debería puntualizar que las letras de esta mujer son igual de simples que la utilización de estos sonidos: vamos, que va de contestataria y en su discurso no pasa de niñata ecologista de 18 años). Y lo que me da miedo, por el contrario, es que la Arulpragasam (venga, prometo que es la última vez que utilizo el apellido) está ahí rozando el mainstream: hace unos meses puse el Boyz (su segundo single) en youtube y creo que es el video más visto y comentado de la historia. Y no, la gente no comenta la interesante utilización de sonidos étnicos para reivindicar la paz mundial. Ni lo brutal del mestizaje de sonidos entre funk, hip-hop, banghra y loquesea. No. Más bien se lo están tomando como el último hitazo del reggetón.

E: Pero eso no debería sorprendernos viniendo de alguien que defiende el reggaeton como género musical e incluso lo utiliza en sus sesiones (tal y como me contaste que hizo en el Sonar 2006). A mí el rollo multicultural por lo general me da grima, y M.I.A consiguió en su día que me tragara su disco debut con gusto. Por eso no le perdono que haya caído en la tontería generalizada de este Kala, que para mayor desgracia será de los discos más pinchados, comentados, oídos etc del año. Porque cuando escuché Kala (una vez y no más) se repitió un gesto constante: el de darle al forward. No soporto las canciones de bases repetitivas hasta la saciedad. Y este disco está lleno de ellas. Casi todos los temas superan los ¡cuatro minutos! Y no me engaña metiendo vocecitas de niños que juegan a fútbol en las favelas ni soniditos de disparos. Que si quiero eso me veo "Ciudad de Dios" y me quedo bien a gusto y el mensaje me llega mejor. Y es que Kala es aburrido. Hasta decir basta. Y cuando no es aburrido es sonrojante. Ahí está Jimmy, que dicen que está dedicada a su madre. Pues si yo fuera tu madre, Mathangi, y me dedicaras esa canción te pegaba una buena colleja. Por no hablar del rollo bollywoodiense y de los sonidos hindús que acaban por darle al disco una pátina de pastiche que no se puede aguantar. Un horror. Y lo peor de todo es la opinión generalizada de que este disco pueda ser político y que recoja inquietudes de la autora. Tomarse en serio esto es como tomarse en serio la versión televisiva de El Zorro. O yo qué sé. Pues os digo una cosa: antes que este Kala yo prefiero escucharme a Panjabi MC que por lo menos es divertido de verdad y ése sí que utiliza sonidos étnicos como dios manda.

"Los de ahí atrás me han dao un pastillote así de grande...
no veas el disco que voy a hacer cuando me lo tome... voy a meter de tó..."


R: (Ayayay... ¡tres cosas! Uno: Que a mi lo de incorporar el reggaetón ocomoseescriba en las sesiones me parece de puta madre siempre que se haga con gusto e inteligencia: a Diplo le queda genial. Dos: que vaya rajada le estamos metiendo al disco y lo más jodido es... ¡que a mi me mola! Desde que lo escuché por primera vez estaba indeciso entre "lo detesto" o "lo adoro". Creo que me voy a quedar en un "me gusta" medianillo. Sin estridencias. Y tres: si yo fuera la madre de la Mathangi me enrollaba con Marty McFly, me iba al pasado con él y me ligaba las trompas... ¡porque vaya cancioncita!)

E: (Uno: el reggaeton debe desaparecer ya y tendremos un mundo mejor. Ni Diplo ni hostias. De aquí a que me reivindiques Dj Omar dos días y no. Yo el disco lo Odio porque me aburre. Y deja tranquila a Jimmy- se llama así,¿no?-que bastante tiene con tener una hija que le escribe esa mierda de canción).

jueves, 23 de agosto de 2007

Stars o qué bien que Canadá ya no exporta coñazos musicales


E: No inventaron la fórmula, y sin embargo cada vez que escucho algún grupo que en sus canciones alterna estrofas en voz masculina con estrofas con voz femenina establenciendo un diálogo musical pienso "mira, esto es como los Pimpinela". Y la broma queda ahí. Lo que pasa es que hay maneras y maneras de hacer las cosas. Así, los hispano parlantes tenemos el estigma de Pimpinela y los canadienses, sin embargo tienen a Stars. Para que luego digan los estadounidenses que son aburridos y sosos.
Y es que ahora mismo no puedo pensar en otro grupo de pop del panorama actual con más clase que esta gente. Y la prueba son los títulos de sus discos y sus canciones, y si Set yourself on fire era tremendérrimo y en él había perlas musicales que se escondían bajo títulos tan sugerentes como What I´m trying to say o Your ex boyfriend is dead, el del último In our bedroom after the war es poesía pura. Y luego, claro está, estan sus canciones.

R: Convengo en muchas cosas con lo que ha dicho Estela. Stars hacen lo que muchos (POP con mayúsculas)... pero lo hacen mejor que todos ellos juntos. También es cierto que tienen un sexto sentido para escoger nombres de canciones y discos (y para conseguir que les hagan videos preciosos como el de Your ex-boyfriend is dead). Y sí, incluso es cierto que al escucharlos, te vienen a la cabeza Pimpinela. Por suerte, Stars no son hermanos (con toda la carga de ambigüedad moral y malrollismo que eso lleva implícito), ni llevan el pelo crepado (ambos) ni acabarán haciendo bolos por las fiestas mayores de los pueblos de Castilla y León. Porque puede que nunca lleguen a ser una banda de estadios, pero es que tampoco están aquí para eso. Están aquí para regalarnos discos de esos en los que desearías que la palabra "bonito" no estuviera tan desgastada ni tuviera implicaciones ñoñas. Porque In our bedroom after the war se embarca en una metáfora típica pero efectiva: una parábola en la que la guerra no es otra cosa que el amor. Y Stars saben que en este tipo de conflictos no hay ni vencidos ni vencedores, así que prefieren ir dejando a su paso una ristra de cadáveres mórbidamente bellos en forma de composiciones de cristal que, milagrosamente, ostentan la dureza del más compacto de los metales. Desde el pop para bailar de Take me to the riot hasta los dulces medios tiempos de The night stars here, sin olvidarse de la cuota de baladas para romper corazones, tal y como Barricade. Ahora bien, como siempre, Stars se desmarcan con un par de canciones destinadas a pasar a la historia (entiéndase aquí "a mi historia personal" por lo menos): el desgarrador crescendo de In our bedroom after the war y, sobre todo, la desarmante Life 2: The Unhappy Ending. Estela ya sabe mi afición por las letras, así que, ¿cómo no me iba a obsesionar con una canción que dice "Life was supposed to be a film / was supposed to be a thriller / was supposed to end in tears / But life could be nothing but a joke / could be nothing but a con / Where's my unhappy ending?"?. Pues eso. ¿Cómo se te queda el cuerpo?

E: Pues el cuerpo se queda fatal. Porque lo más sorprendente de este grupo es la capacidad que tienen de envolver letras de desamor total y de una tristeza absoluta en melodías dulces y muy brillantes que impiden que puedas caer de buenas a primeras en una depresión total. Así, In our bedroom...está a medio camino entre el disco que te gusta escuchar por la mañana si te sientes ligeramente optimista y el que te podrías poner mientras acabas tú sola con una botella entera de vino tinto en una tarde gris y sombría. Es esa ironía intrínseca lo que hace grandes a Stars. Piezas como Take me to the riot o Bitches in Tokyo contrastan de forma brutal con temas como The night starts here o My favourite book dejando en general la sensación de un disco homogéneo que tiene en sus contrastes su mayor punto a favor.

Ésta es la prueba de que no todos los grupos tienen un asesor de imagen, por muy buena música que hagan...

R: (por una vez, la postdata no va a contener comentarios gayers, por mucho que el cantente de Stars lo esté pidiendo a gritos. Y digo yo, ¿cuándo vamos a hacer un recopilatorio en music4girls sobre canciones rollo Pimpinela?)

E: (no me extraña que pida semejante cosa a gritos, teniendo como partenaire a esa mujer, que le baja la líbido al más pintado. En relación a la lista, se podría hacer en breve porque el mundo del pop da para mucho!)

lunes, 20 de agosto de 2007

myspace4girls - El fenómeno maispeis

R: Desde el principio, y Estela puede corroborar lo que voy a decir, me declaré en contra del fenómeno myspace (así, con minúsculas). Por ahí lo han dicho más de una vez: myspace es el mayor portal de contactos que existe. Y encima está camuflado como ejercicio de moderneo (al que se le está pasando el arroz, todo sea dicho). Además, yo siempre he sido "de escribir" más que "de poner fotos", así que parecía que myspace y yo habíamos nacido para estar eternamente divorciados. Así las cosas, es normal que desde el momento en el que los declararon "la primera generación surgida del myspace", gente como Beirut o Lily Allen me desagradaron. Profundamente. Y, mira tú por donde, un tiempo después no sólo tengo un myspace, sino que además me he rendido a las excelencias de Lily Allen como diva borracha (verla en el Summercase tirando cubatas al público de Arcade Fire fue un momento de epifanía) y, sobre todo, a las dulces partituras de Beirut. De un tiempo a esta parte, Elephant Gun se ha transformado en una canción perfecta para levantarme por las mañanas... y sus discos (bueno, su disco y su EP) en una inyección de optimismo cuando el día se vuelve ligeramente gris.

Lily Allen "de viaje"

E: Es decir, myspace representa el súmum de la democracia de la comunicación virtual. Esa utopía tan fantástica y súper guay que se basa en el hecho de que todos tenemos derecho a ser observados, admirados o escuchados. Y de ahí al estrellato de la MTV o de la disco más popular de tu ciudad. Así, hoy en día si no tienes myspace, practicamente no existes.
Como todo la cosa tiene su lado bueno y su lado malo. El malo es que como algún productor listillo ronde tu página y le guste lo que ofreces (buena imagen y algo de músiquilla en el caso de los miles de artistas emergentes que te encuentras por ahí) te va a adoptar y te va a meter hasta en la sopa, convirtiéndote con veintidós años en una niñata engreída, capulla, alcohólica y semidrogadicta, caso de Lily Allen. O bien en el fenómeno musical del año para outsiders musicales pajilleros, caso de Beirut (que a mí me suenan igual que los rumanos que se suben a dar por saco en el tren de cercanías de la costa). Pero también tiene el lado bueno, que es el que permite que grupos originales con difusión cero puedan ser conocidos y adquieran la importancia que deben tener en el panorama, caso de Gil Mantera's Party Dream, que hasta el momento es lo que ha hecho que para nosotros valga la pena la existencia de este fenómeno que es el myspace. Y para cualquiera que se lo pregunte, sí, Raül y yo tenemos myspace, porque pensamos que hay que ser absolutamente moderno. Aunque haya que pagar algún que otro peaje.

R: Ya se sabe, la vida del moderno está llena de peajes (que si ahora se lleva la cintura baja, que si ahora se lleva alta, que si chapas en el pezón, que si me pongo un piercing en el codo...). Algunos se pagan con más gusto que otros. Y sí, lo dicho: para nosotros lo de Gil Mantera's Party Dream ha sido lo que ha hecho que valga la pena lo de apuntarnos a lo de myspace. Porque mira que es difícil dar con alguien decente (nuestro buzón suele estar lleno de peticiones de amigos de gente que se hace llamar Jeliza o Mandy y que, curiosamente, comparten la misma foto: guarras en bikini). Y, sin embargo, de vez en cuando alguien se descuelga por allí con la fuerza glam filo-gay de Gil Mantera's Party Dream o con el arrebato popero sixties de The Bicycles, por cambiar de tercio con otros que también descubrí en myspace y que se han convertido en uno de mis imprescindibles gracias a su maravilloso primer álbum (The Good, The Bad & The Cuddly). Pero bueno, como todo el mundo sabe, dar con un nick en myspace es bastante difícil, de forma que la mayor parte de myspaces de la gente de la que estamos hablando no coincide con sus nombres. Quien quiera buscar, ya sabe: ponga usted "XXXXX myspace" en Google y encontrará lo que busca. Incluso nuestro maispeis.

Gil Mantera's Party Dream... o los sueños gays de Gil Mantera

E: (Esto es una postdata...¿por qué Raül tiene tendencia a elevar a divas personales a personajes como Lily Allen, Amy Winehouse o Britney Spears, conocidas todas por su elevada talla filosófica y literaria?)

R: (Pues no tengo respuesta a una pregunta de tal envergadura. Pero... ¿te he dicho alguna vez que tu TAMBIÉN eres una de mis divas personales? Allí entre medio de la Brinni y la Amy...)

martes, 7 de agosto de 2007

Patrick Wolf, The Magic Position - No es gay (aunque ustedes piensen lo contrario)


E: En music4girls nos encantan las listas (como a practicamente todo el mundo, ya, pero es que a nosotros nos gustan mucho). Y respecto al último trabajo de Patrick Wolf se me ocurren, así, de sopetón, dos listas de las que él sería el primero y una en la que figuraría aún no sé en qué posición, pero figuraba seguro. Las dos primeras serían la portada más fea de disco de 2007 (The magic position luce en portada a un Wolf teñido de rojo montado en un tiovivo surrealista en actitud así como un poco provocativa (sic) y la imagen podría haber sido sacada de cualquier novela de Stephen King. Todo ello aderezado con colores vivos, mucho rojo, amarillo y negro -osea la combinación perfecta para tener pesadillas). Un horror, vamos. La segunda lista en la que figuraría sería en la de mejor canción de 2007 (con permiso de Arcade Fire y LCD Soundsystem), y es que la canción que da título al disco es una pieza inmediata, divertida, alegre y brillante que entra sola. De esas que se te quedan en el subconsciente y te descubres tarareando de buena mañana en la cola de la frutería. La tercera lista en la que figuraría sería en la de mejor primera canción de disco de 2007, porque la percusión inicial de Overture, junto a ese violín delicado con una melodía súper pegadiza avisa de que va a sonar algo diferente que te va a encantar. Y así es.

R: ¡Aquí me has tocado la fibra! ¿¡Cómo que la del The Magic Position sería una de las portadas más feas del año!? A mí me enamoró desde el primer momento en el que la ví: con Wolf totalmente abandonado a esa actitud naiff, filo-gay y ultra-glam. Un lolito autoconsciente (¡esos zapatos! ¡esos pantalones!) que siempre ha jugado con la falsa inocencia (¡ese tiovivo!) para acabar repartiendo bofetadas en forma de canciones pluscuamperfectas. Si yo creía que había llegado a una cumbre compositiva con Tristan (canción-himno de su anterior disco, Wind in the wires), se las apaña para que su nuevo álbum dispare melodías tremendas como si de una metralleta se tratara: The Magic Position, Get lost, Accident & Emergency, Augustine o la increíble nana Magpie (con la dulce colaboración de Marianne Faithful)... son las canciones-pilares sobre las que se levanta un disco en el que Wolf, pese a su corta edad, se desliza hacia abajo, velozmente, en la ladera del exceso. Porque si de algo hay en el disco es, precisamente, exceso: exceso de pretensiones (se aprecia en todo momento que Wolf se ha creído el papel de geniecillo que los medios le han otorgado desde su primer disco); exceso de instrumentación; exceso de megalomanía y épica pasada por el filtro del glam-pop... exceso de lentejuelas y maquillaje. Y habrá quien crea que este exceso es negativo. Que de todo hay en la viña del señor. Pero a poco que uno entre en el juego propuesto por Wolf, descubrirá uno de los mejores discos del año. Con portada horrible o preciosa, todo depende de quién opine...

E: La cuestión está, como bien apunta mi compañero, en que lo que importa es el interior (como ya cantaba una tetera hace años). Y de lo que no cabe duda es que hay que ser de piedra o de madera para no disfrutar escuchando este disco. Al margen de actitudes y pretensiones varias, cuando uno le da al play de su reproductor lo único que queda son las piezas que componen The magic position, que a medida que avanza la reproducción se van desgranando dejando en el oyente una agradable sensación. El disco es equilibrado, con las canciones más movidas (The magic position, Get lost, Accident&Emergency) perfectamente compensadas por composiciones más lentas (de las que yo también destaco Magpie). Así que filo-gay, lolito, marisabidillo o no, nos quedamos con este jovenzuelo con complejo de Elfo que está desde ya en las primeras posiciones de nuestras listas de lo mejor del año.


R: (Y sí, en music4girls nos molan las listas, pero las postdatas directamente nos ponen burracos. Así que abró una postdata para dejar caer dos hechos: 1. Que estoy deseando ver la campaña que Burberry va a sacar con Patrick Wolf como modelo; y 2. Que alguien me dejó de pana el otro día diciéndome que sabe de buena tinta que este hombre no es gay!!!!!!!! y aquí irían signos de exclamación hasta el infinito y más allá)

E: (Abiertamente expreso mi completo rechazo hacia cualquier cosa relacionada con Burberry, la promocione Patrick Wolf o no. En cuanto a su sexualidad, lo único que puedo decir es que todavía es joven y que entre tanto violín y tanto piano no creo que le haya quedado tiempo para averiguar según qué cosas. Seguiremos informando.

lunes, 6 de agosto de 2007

Iron & Wine, The Shepherd's dog - Hierro y vino (en las venas)


R: Empecemos con una declaración de intenciones: lo mío con Iron & Wine jamás podrá ser objetivo. Por múltiples razones. Pera, para empezar, porque es uno de esos pocos artistas que me agarran de las paredes del estómago y estiran hacia la boca de mi garganta. Lo que viene a decir que escuchar los discos de Sam Beam, para mí, es algo bastante visceral: como si este hombre escribiera las canciones que yo escribiría si tuviera una mínima idea de música. Pero la cosa no se queda ahí: más allá de lo subjetivo, los directos de Iron & Wine son exquisitos (al menos el que nosotros degustamos, eh, Estela?) y cada nuevo disco es una celebración de calidad y buen gusto. ¿Que es muy folkie? Sí señor. Claro que sí. ¿Y quién ha dicho que yo no sea muy folkie?

E: Sigamos con otra declaración de intenciones: lo de Iron & Wine no puede ser objetivo para nadie. Precisamente porque como describe Raül (ya veréis, es único describiendo cosas que vosotros nunca podríais plasmar en letras) la música del señor Beam se cuela por todas las rendijas posibles de tu cuerpo de la forma más dulce y evocadora. No vale la pena hacerse pajas mentales intentando justificar los múltiples detalles que hacen de cada disco una bonita pieza de orfebrería emocional. The Shepherd´s dog sigue en la línea de sus anteriores producciones, con piezas más elaboradas y arregladas que lo distancian un poco de la sencillez de las composiciones que incluía, por ejemplo Our endless numbered days. Mis favoritas White tooth man y House by the sea, esperando a que llegue el momento de poder disfrutar de la música de este hombre en directo, que sí, es magnífico. Y eso que a mí no me gusta el folk.

R: Obviando ese imposible "a mí no me gusta el folk" de mi compañera (¿a quién no le gusta el folk? ¡el folk es tu amigo! ¡todos somos folk!), no me sorprende que reseñe la que posiblemente es al mejor canción de The Shepherd's dog: House by the sea, un dulce opus in crescendo en el que se advierten las intenciones poco ocultas de Sam Beam. Tras su fructífera asociación con Calexico (quienes entienden un buen rato de multi-instrumentación), parece ser que Iron & Wine ha decidido abandonar la desnudez en la que se basaban sus composiciones para arroparse con unos arreglos exuberantes pero nunca cargantes. En las nuevas canciones se advierten capas y capas de sonidos (instrumentalización de raices típicas, nunca tópicas), pero son sonidos que nunca están de más, sino que se trenzan con la voz de Beam para dibujar paisajes de contornos difusos, mañanas de bruma, noches de calor y ventanas abiertas... Aun así, sorprende la suavidad de la evolución del sonido de Iron & Wine: Our endless numbered days es el punto medio perfecto que va desde las esqueléticas composiciones de The Creek Drank The Cradle hasta la pletórica abundancia de The Shepherd's dog. Y es que esto es precisamente lo que diferencia a un buen músico de uno mediocre: que pueda seguir explorando en su propio sonido sin resultar aburrido. En mi caso, y ya que Estela ha hecho su lista de preferidas, tengo que decir que me quedo con House by the sea, Resurrection Fern, Boy with a coin, Flightless Bird American Mouth y White Tooth Man. ¿Que son muchas? Bueno, iba a poner los nombres de las doce canciones que componen el disco, pero entonces Estela dejaría de llamarme folkie para llamarme baboso.

E: (Esto es una postdata...¿por qué todos los artistas folkies llevan barba y camisa de cuadros? Y en base a eso, ¿por qué nunca ninguno se ha atrevido a hacer una versión del I´m a lumberjack de los Monty Python, si ahí está toda la esencia de los artistas (masculinos) del folk?)


R: (Ahora que lo dices... barbas y camisas de cuadros... si le quitas el folk, es la escena de osos gayers!! El problema es que los folkies están todos escuchimizaos...)

jueves, 2 de agosto de 2007

Al salir de Harry Potter


R: Que conste desde un buen principio que en music4girls nos pensamos incluso los títulos de los posts. En este caso, he elegido el título sabiendo que lo primero que va a hacer mi compañera es decir que los niños ya están muy creciditos para hacer de adolescentes (lo ha comentado al salir de todas y cada una de las películas de Harry Potter... ¡puede que incluso después de ver la primera!) y que esto ya parece Al Salir de Clase (con comparación Hermione - Raquel Meroño incluída). Sea como sea, pongamos las cartas sobre la mesa: a mi me ha gustado Harry Potter de toda la vida. Bueno, de toda la vida, tampoco: cuando era pequeño no, porque no existía y en vez de Harry Potter teníamos a Teo, que no hacía magia pero también molaba. Así que al ponerme delante de las películas del niño mago soy de aquellos cabrones que dicen cosas como "es horrible, se han dejado una de la escenas más importantes del libro: el momento en el que Ron se toca la mejilla sutilmente después de hablar con Draco" y cosas por el estilo. Aunque, dentro de lo que cabe, suelo ser benevolente: no se puede ser de otra forma cuando eres consciente de que el material de partida no es de esos libros "difíciles de adaptar". En la saga literaria todo es terriblemente visual, y eso que J.K. Rowlings nunca me ha parecido una buena escritora: más bien es una buena creadora de universos que ha conseguido encandilarnos a todos con un mundo original (o no, depende de quién opine), bello y sorprendente. Un mundo con más claroscuros de los que pueden parecer a primera vista. Ahora, digo yo, es hora de empezar a hablar de Harry Potter y La Órden del Fénix...

E: Lo primero que pensé practicamente al empezar la película fue: joder, qué chungo lo tiene el dire porque los primeros planos del Radcliffe son durísimos. Por no tener, ya no tiene ni acné. Y pretender que un chavalote con determinadas partes de su cuerpo bien ennegrecidas, que diría mi madre, tiene diecisiete recien cumpliditos debe de ser muy difícil para cualquier director, no digamos para David Yates que...¿alguien sabe quién es? (Tenía que decir todo esto, lo siento).
Yo me enfrento a la saga como simple espectadora, sólo he leído el primer libro y a estas alturas ya me da pereza. Así que me trago las películas tal cual. Y con la tontería ya las he visto todas en el cine, que ya es decir. Y es cierto que ...y la Orden del Fénix es la que más me ha gustado con diferencia. Quizá porque Ron y Hermione hablan más bien poquito y porque NO cometí el error de verla doblada. También porque la ambientación me sobrecogió desde el principio y porque la batalla final con la lucha de varitas hizo que disfrutara como una enana. Casi casi hizo que olvidara algunos fallos argumentales que se repiten en todas las entregas de la saga (el rollo "Hola, soy Harry Potter y todo el mundo sabe lo que está pasando menos yo y encima nadie me cuenta nada hasta los cinco últimos minutos de película, vayamierdaamigosquetengo"). En cualquier caso esta película tiene muchos detalles que la convierten en un entretenimiento de verano estupendo y que hace que no lamentes haber pagado la entrada: la mencionada ambientación, un ritmo bastante compensado, detalles muy graciosos, Snape y Loona de la que me enamoré al instante.

R: Cierto es que sorprende el hecho de que otorgaran a Yates la dirección de una película como ésta sin tener una experiencia previa. Aun así, a tenor de lo visto, esa falta de bagaje ha acabado por ser positiva para el film: no está continuamente pendiente de conferir al celuloide una pátina "artie" como Alfonso Cuarón (pese a que, hasta ahora, la de Cuarón era mi peli favorita) ni pretende dejar huella en el campo de la realización. No hay que olvidar que las películas de Harry Potter son un ejercicio de producción más que de realización: es la producción la que está consiguiendo que todos los films tengan un alma homogénea. Y David Yates lo sabe. Será por eso que ya han anunciado que volverá a estar en tareas de dirección en Harry Potter & The Half-blood prince (que no, que no tiene que ver nada que ver con El Artista Antes Conocido Como Prince por mucho que él y Radcliff tengan el mismo nivel de pluma). Y será por eso que Yates va directo a lo que interesa, sin rodeos ni florituras: los personajes se ubican desde el principio con pinceladas poderosas que nos los traen a la memoria sin circunloquios; los nuevos personajes, pese a algunas cambios discutibles pero efectivos (¡Umbridge!) se presentan con pericia y sin ocupar más espacio del necesario; la acción es vertiginosa e impecable, con ese momento álgido que todos esperábamos (la visita final al Ministerio) plasmada con una espectacularidad que nada tiene que envidiar a la imaginación del lector más soñador; el guión presenta diferentes niveles de lectura que permiten el visionado conociendo previamente los libros o sin conocerlos; y, sobre todo, el mundo de J.K. Rowling se plasma con una fidelidad rica, apasionante y casi interactiva (los diseños de los Thestrals, como ya pasara con los de los Dementors, quedarán en el inconsciente de los lectores para futuras repasadas de los libros). Puede que fuera la película en la que todos pusimos menos esperanzas. Pero, desde ya, es sin duda la mejor película de Harry Potter.

E: (Esto es una postdata...¿Era necesario que Ralph Fiennes salieran sin nariz?¿Es que sólo tienen derecho a disfrutar de esta película los adolescentes?)


R: (No has entendido nada. Intentan que los adultos disfrutemos con la imaginación: si Voldemort no tiene ese pedazo de carne en la nariz... ¿dónde lo tiene? ¿eh?)