R: Melody. Por todos es bien sabida mi admiración por aquella niña que tuvo el clítoris de lanzarse al escenario con uno de los profesores de
Fama! A Bailar como orangután de bailarín de background. Tremendo. Parecía que ni a ella ni a sus padres les importaba que la pobre quedara devastadoramente traumatizada por semejante ascenso a la fama en un país aficionado a los limones y medio limón, a las Macarenas y los aserejés. El colmo del fenómeno fue cuando a
Melody le preguntaron en un programa si le gustaba
Radiohead y ella dijo que no sabía quiénes eran esos ni le interesaba, que lo que le gustaba a ella era
El Fary. Tras semejante declaración de intenciones y, sobre todo, tras casi una década (o algo así, ¿no?) de desaparición en la que se insinuó que era prostituta infantil,
Melody vuelve. Por todo lo alto. Y ahora se ha olvidado de
Radiohead y de
El Fary: ahora quiere ser una Britney con las caderas de
Shakira y las canciones de... no lo sé. Al hablar de canciones mierdosas con guitarra española y faranduleo por doquier me quedo sin referencias musicales. No me lo tengáis en cuenta. Y ya sé que esperaréis que diga algo así como:
Melody, tía, dignidá, que
Brinni sólo hay una. Pero no. Más bien digo:
Melody, tía, dignidá, que tu sí que vales, nena, y la canción que te han hecho para el comeback es una puta mierda.
E: Maraya. Vale, sí. A primera vista puede parecer que no tenga ningún mérito incluir a
Maraya en esta sección porque ella NUNCA ha tenido dignidá. Ni ella ni sus retocadores fotográficos, que en sus orgías fotochoperas pretenden hacernos pasar a la
Mastodonte fan del fucsia y las mariposas por una sílfide griega, tomándonos al resto del planeta por imbéciles. Pero
Maraya, como todos, puede tocar fondo. Y eso ha hecho. La cosa tuvo lugar en la pasada fiesta de Halloween, que los americanos de pro aprovechan para sacar a flote sus más bajas pasiones y demostrar así el escaso gusto que pueden llegar a tener. La
Carey, que como sabemos es una chica muy de su tiempo (de ahora, que su tiempo fue cuando la
Declaración de Independencia), quiso aparecer con un outfit hecho por ella misma y apareció vestida...de caja de galletas. Y no me digáis que no tiene recochineo que la prima secreta de
Tricky aparezca vestida de cookies. Con unas campurrianas colgando de ahí, unas fontaneda colgando por allá, todo en un perfecto marrón praliné a juego con sus facciones de foca embutida en un corsé diez tallas por debajo de lo normal para no provocar un neumotórax. En fin, que tampoco es que sorprenda ver a la archiconocida protagonista de
Glitter hecha un horror, pero llama la atención que haya dejado los ídems para pasar al mate galletil y deja bastante claro lo plano de su encefalograma porque que es que de esa guisa lo pone a huevo para partirse la caja (ojo al juego de palabras) a su costa.