GLASVEGAS
A snowflake fell (and it fell like a kiss)
R: Te enteras de que Glasvegas va a sacar un álbum navideño. Y lo buscas. Y lo encuentras... Y resulta que la portada es exactamente la misma que la de su debut homónimo pero teñida de azul. Además, sólo tiene seis canciones. Entonces, te puede dar por pensar que 1. Nos han tangado a base de bien y esto es una treta de mercadotecnia montada rapidito para aprovechar el efecto hype o 2. Puede que se hayan currado el interior pero no han tenido tiempo de currarse una portada o 3. ¿Todo tiene explicación? Pues sí, todo tiene explicación. O eso quiero pensar. La portada en tonos azules podría justificarse porque es Navidad y el blanco y azul lo representan perfectamente y bla, bla, bla. Eso sí: al ver que la primera canción (Careful what you wish for... ejem) dura un minuto escaso, el término "tangada" vuelve a tu cabeza. Por suerte, el segundo corte, Fuck you, it's over, es simple y llanamente uno de los mejores jitazos de la (corta pero intensa) carrera de Glasvegas: cinco minutos de puro emo-rockabilly de bajo escarpado, guitarras espectrales y James Allan haciendo que su voz llore de la forma más masculina que te puedas imaginar. El resto de temas pasan el sonido navideño por la termomix de los vicios y virtudes de esta banda (con todo lo bueno y lo malo que eso comporta... para mí, mucho más bueno que malo), destacando especialmente ese A snowflake fell (and it fell like a kiss), que debe ser la canción más bonita de estas navidades. Con diferencia. Si yo fuera vosotros, prepararía este mini-LP en el iPod para que suene justo después de las campanadas de Año Nuevo. Eso sí: cambiad el tracklist y que suene primer el tema titular del álbum... Así podréis decir que las lágrimas son por la emoción del momento y no por la belleza de la propia canción.
CHRISTINA ROSENVINGE
Tu labio superior
Tu labio superior
E: Cuesta comentar un disco de esta mujer sin caer en el tópico de criticarla gratuitamente por snob o alabarla hasta el misticismo sin sentido. Y es que a Christina (por lo visto) o la adoras o la odias. Evitaré decir en qué lado de la balanza me encontraba yo antes de escuchar su nueva entrega. Solo diré que el resultado no es tan odioso como a priori puede parecer ni tan absolutamente fascinante como debe considerarse. Tu labio superior tiene canciones muy buenas (La distancia adecuada, Anoche (el puñal y la memoria)) y otras que son un auténtico peñazo (Nadie como tú y Por la noche), pero el conjunto es bastante equilibrado y hace que cualquiera con dos dedos de frente entienda por qué gran parte de la crítica lleva rendida años a sus pies y por qué sus seguidores la defienden a muerte cuando los apelativos de "pedante", "aparente" o "insulsa" aparecen por el horizonte. Ni tanto ni tan calvo. No me atrevería a considerar el disco en absoluto como snob, más bien se escucha como la obra de una cantautora fiel a sí misma y al universo musical que ha creado a su alrededor durante años. Más contenido que otros de sus álbumes, este destila la intención de delicadeza a lo largo de sus once temas, haciendo que por su voz (que sí, que a veces parece que se vaya a quedar dormida cantando) resbalen unas letras que en algunas ocasiones se estructuran en base a unas rimas que parecen más dignas de una estudiante de primero de ESO que de una autora reconocida que además (por lo visto) se codea con gente del talante de Lou Reed (Mira mis ojos, dime lo que ves / veo una penita más grande que un ciempiés/yo quiero aplastarla con la punta de este pie). Pero por otro lado, sí que es cierto que en él abundan canciones muy buenas (Negro cinturón, Eclipse) y que dentro del panorama nacional, esta mujer destaca no sólo por lo inteligente de su música sino por una actitud perfectamente cuidada y justificada. Cómo tomarla, ya depende de cada uno.
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