1. Portisthead - Third. Muchos son los parámetros a tener en cuenta a la hora de elegir el disco del año. Tal y como comentábamos Estela y yo delante de un par de cervezas, el álbum más importante del año no sólo tiene que ser un discazo, sino que tiene que significar "algo", tiene que haber marcado algún hito. Y el Third de Portishead ha marcado muchos hitos. El primero, en la carrera de la banda: diez años desde su anterior disco, diez años de sequía plagados de expectativas e interrogantes. El segundo, en la escena musical: Portishead definieron un sonido, el trip-hop, que ha envejecido rápido y mal. Así que, ¿cómo sobreponerse a lo que hicieron y a lo que no hicieron? ¿Cómo saltar por encima de las habladurías de la prensa musical? Tan fácil y tan difícil a la vez: alejándose de los tics y vicios del trip-hop sin sacrificar la oscuridad de base, envolviéndolo todo en un manto cálido de sonidos siempre en exploración (el trip-folk de Small sigue pareciéndome, a día de hoy, el logro del año). Tan nuevo y tan viejo. Tan genial como sólo Portishead podían conseguir diez años después. (R)
2. Black Kids - Partie Traumatic. No podía ser de otra manera. Con la brasa que hemos dado a lo largo del año con este disco estaba cantado que tendría que estar en un lugar muy alto de nuestra lista. Así, mientras propios y ajenos se dedicaban a alabar su prometedor ep Wizard of Aaahs y a destrozar o ningunear (no sé qué es peor) implacablemente su puesta de largo, Raül y yo hemos disfrutado de todas y cada una de las canciones de Partie Traumatic desde el día en que cayó en nuestras manos. Pop fresco y perenne, divertido y ufano y sobretodo incombustible. No nos hemos llegado a cansar de ninguna de sus canciones, nos siguen sobrecogiendo las que nos encandilaron desde el primer momento (¿acaso no es ya un himno I´m not gonna teach your boyfriend...?)y disfrutamos más y más con las que no llegaron a ser single (Love me already y I understimate my charms again son los growers del año). (E)
3. Glasvegas - Glasvegas. Habemus drama. Estela y yo seguimos preguntándonos por qué ni Glasvegas ni Black Kids aparecen en ninguna lista de lo mejor del año. Pero eso no nos amilana: nosotros seguiremos defendiéndolos a capa y a espada y esperaremos que el tiempo nos dé la razón. Porque, como afirmábamos en el caso de Portishead, los discos del año tienen que ser relevantes. Y, en el caso de Glasvegas, son el grupo que ha apostado por un sonido más original y nuevo del año: su mezcla de shoegaze y sentir a lo Phil Spector es una semillita que crecerá con futuros discos. Por ahora, seguimos impresionados con el primero. (R)
4. Klaus&Kinski - Tu hoguera está ardiendo. Debut nacional demoledor. Cuatro murcianos que entregan un catálogo de heterogenia musical que demuestra que están muy por encima de otros artistas con más solera y trayectoria. Desde el shoegaze reventón de Nunca estás a la altura hasta la boutade de Mengele y el amor como bolero indie, pasando por todas y cada una de las canciones que componen el disco, Klaus&Kinski se erigen como una de las bandas pop más prometedoras de nuestra geografía, siendo la prueba irrefutable de que algo está pasando por aquí cerca. (E)
5. Marianne Faithfull - Easy Come Easy Go. Esto es algo que ya he dicho en alguna ocasión, pero que realmente pienso, y es que la Faithfull es única haciendo propio el talento de los demás. A finales de año nos sorprendía con este album de versiones de clásicos contempóraneos, donde se atrevía a versionar a The Decemberists, Neko Case o Pet Shop Boys. Se acompañaba de luminarias de la música que más nos fascinan: Antony, Nick Cave y Jarvis Cocker. Y nos regalaba emocionantes deconstrucciones de Children of Stone o Down from Dover que todavía nos ponen los pelos como escarpias cada vez que las escuchamos. (E)
6. Grand Archives - Grand Archives. Vale, lo reconozco: de entrada, el debut homónimo de Grand Archives ni te deslumbra ni se te clava en el cerebro como una espina punzante. Pero es que las canciones de Mat Brooke causan su impacto a la larga. Cuando te das cuenta, llevas dos meses escuchando temazos como Sleepdriving o Torn Blue Foam Couch y ya han pasado a formar parte imprescindible de tu historia musical. Pop hecho por y para hombres. Eso sí: para hombres que no tienen miedo de echar alguna que otra lagrimilla. (R)
7. Bon Iver - For Emma, forever ago. Otro disco que llegó haciendo poquito ruido pero que, desde el ecuador del verano, sabíamos que estaría en esta lista. Justin Vernon (que lo de Bon Iver es una coña con el buen invierno francés) tiene una habilidad innata para bordar un folk que parece flotar, como una brisa cálida, desde el interior de un bosque mágico que siempre percibimos en sombras. Si ves que el cielo ha amanecido gris, temas como Flume, Skinny Love o Creature Fear son de obligada escucha. No te harán ver el sol, pero harán que cerrar los ojos sea más apetecible. (R)
8. Fleet Foxes - Fleet Foxes. De Fleet Foxes nos engancharon sus composiciones ensoñadoras y atemporales, su reminiscencia a Beach Boys y a Morricone. Un debut de psicodelia folk-rock capaz de trasladarte desde su primera escucha a tiempos pasados sin perder de vista el presente. Un disco diferente a todo lo que se ha hecho este año que bebe de multitud de influencias sin caer en el pastiche, una maravillosa obra de ingeniería retro que perdura en la mente de quien lo escucha y que seguirá fascinando dentro de unos años como el primer día. (E)
9. Girl Talk - Feed the animals. La mayor habilidad de Girl Talk no es hacer sesiones demoledoras pasándose por el forro cualquier prejuicio. Es deconstruir la historia del pop más reciente y reconvertirla para adecuarla a los nuevos tiempos. A través de su ingeniería musical transforma lo conocido en algo nuevo ensamblando una canción con otra, rescantando lo mejor de cada una y conviertiendo un batiburrillo de cinco temas en uno que recoge los mejores segundos de todos. En Feed the animals no hay morralla ni relleno: es la obra cumbre de todo un arquitecto de la post-modernidad pop. (E)
10. TV on the radio - Dear Science. Si de algo nos arrepentimos Raül y yo, es de no haberle dado más cera a este disco desde un principio. Demasiado embobados en otros discos que están más arriba, no nos miramos hasta finales de año para decirnos mutuamente: ¡este disco es la leche! Una de las grandes pegas de esta sobreinformación musical que padecemos (y disfrutamos, por supuesto). Está claro que TV on the radio juegan en otra liga y están al margen de cualquier clasificación. Su sonido es único y sobretodo (por muy cutre que quede este adjetivo) muy moderno. Pero entiéndase que la suya no es una modernidad guay, sino aquella que define a los grupos que van por delante en el tiempo al resto y asentan las bases del sonido del futuro. (E)
11. Cut Copy - In ghost colours. Lo tenía todo: sintetizadores, reminiscencias ochenteras, melodías pegadizas y la producción de Tim Goldsworthy de DFA, o lo que es lo mismo, los que parten la pana en lo que a dance se refiere, amén. In ghost colours no es solo un disco de baile, tampoco es un disco de pop, y mucho menos de rock, es todo y uno a la vez. Pero sobretodo es un compendio indiscutible de canciones que marcaron profundamente el sentido de la música de 2008 y, lo que es más importante, son los embajadores de el sello australiano Modular, quizá el que más ha acompañado a music4girls a lo largo del año pasado. (E)
12. Ra Ra Riot - The Rhumb Line. Tanto tiempo buscando a los sucesores de Arcade Fire y, cuando están en las narices de todo el mundo (industria musical y prensa incluidas), pasan casi desapercibidos. La especialidad de Ra Ra Riot son las canciones épicas (Ghost under rocks, Dying is fine, Too too too fast) que elevan tu alma y te hacen sentir como un caballero andante aterrizado en Las Ramblas. Pero, ojo, que cuando se ponen tiernos (la desarmante Winter '05) son capaces de hacerte pupa en el corazón. Por todo ello, adorarlos no es una opción. Es una obligación. (R)
13. Okkervil River - The Stands In. El motivo por el que este disco no está más arriba en nuestra lista (y es algo que discutimos detenidamente) es porque es una "continuación completista" del excelente The Stage Names. Si los juntáramos los dos en una única edición, no cabe ninguna duda de que estarían en el top 5. Y es que Okkervil River tienen la capacidad para sublimar el pop y las raices norteamericanas con tal de, con las manos llenas de tierra, ofrecerte temas imprescindibles como On tour with Zykos, Lost coastlines o Calling and not calling my ex. Eso sí: coge tu antiguo Collins Pocket y ponte con las letras, porque no tienen desperdicio. (R)
14. Los Punsetes - Los Punsetes. Lo que más fascina de este grupo son sus letras, inquietantes y surreales que consiguen mayor efectividad cuanto más ingenuas se presentan. Su sonido tiene lo mejor del punk movideño y lo más digerible del pop español de los noventa, y el resultado de esta suma tan extravagante son unas canciones efectivas, que a ratos suenan a algo ya oído y a ratos sorprenden por lo novedoso de su propuesta. Cuando se ponen marciales sobrecogen y enganchan (Fondo de armario y Tarao), pero cuando se suavizan son tremendamente hipnóticos (Accidentes y Maricas). Merecen que no se les pierda la pista. (E)
15. Esau Mwamwawa & Radioclit - The very best mixtape. ¿Somos unos oportunistas por incluir esta mixtape en la lista del año ahora que el afropop y el afrobeat está en boca de todo el mundo? ¿Por qué este disco sí y no el de Santogold o el de Vampire Weekend? ¿Para hacernos los interesantes? Para responder a todas estas preguntas, descargad gratuitamente el disco del myspace de estos dos bichos raros, disfrutad con las afro-versiones de temazos de Architecture In Helsinki, M.I.A., The Beatles o ¡Micheal Jackson!... y luego entenderéis nuestros motivos. (R)
(mención honorífica). Scott Matthew - Scott Matthew. No podíamos dejar fuera de la lista a Scott Matthew: ha estado presente en múltiples formas en nuestro año. No nos hemos perdido ninguno de sus dos conciertos, y vivimos tanto el lanzamiento de su debut homónimo... que no podíamos olvidarnos de él. Porque su álbum no re-definirá el panorama de la balada tierna moderna a través de las exploraciones afro-world-music. Pero es un álbum excepcional que te pone los pelos como escarpias y te recuerda por qué lloraste en tu primer concierto de Antony. Seguro que el nuevo álbum, previsto para este 2009, ya está entre nuestros 15 primeros. (R)
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