lunes, 8 de octubre de 2007

discos4girls - De indias y gitanos

BAT FOR LASHES - Fur and gold


E: Los prejuicios son muy malos. Y por desgracia yo de eso tengo un saco lleno. Por eso, cuando Raül me obligó a escuchar What´s a girl to do en su casa, mientras a él le brillaban los ojos como a un niño pequeño que descubre el juguete más bonito que ha visto en su vida yo mascullaba un despectivo "puaj, si suena igual que Björk", y me quedé tan pancha. Unas semanas más tarde estoy desesperadamente enganchada a este disco y lo escucho a todas horas (miren, miren mi lastfm sino) y aunque la mencionada canción no es mi favorita (sí lo es Bat´s mouth) está la primera en mi lista de mis canciones escuchadas. Fur and gold es el disco más inclasificable y original que he esuchado en mucho tiempo, y aunque el timbre de voz de Natasha Khan pueda recordar al de la islandesa antes de vestirse de tomate, la cadencia y falta de impostura de Natasha la alejan de las comparaciones iniciales. Pop barroco. Pop evocativo. Pop melódico. Imposible etiquetar canciones como Horse and I o Prescilla. E imposible también no rendirse a este conjunto de joyas de cuatro minutos a prueba de prejuicios y comparaciones.

R: (Y yo que el parecido con Björk sólo se lo veo en una canción... sea como sea, tenemos disco del año (será difícil elegir uno al final) y nueva musa. Porque los vestidos de ella y de su banda no tiene precio. Y las poses de tribu india de lesbianillas encantadoras, tampoco. ¿Cómo no hacerse fan?)



BEIRUT - The Flying Club Cup


R: Si es que ya sabíamos todos que la piratería era una buena cosa con muchas ventajas. Sumémosle una más: darte tiempo para conocer un álbum antes de que salga a la venta (y así meterlo en la lista de lo mejor del año con tiempo). Cuando salió al mercado The Gulag Orkestar, tardé varios meses en pillarle el gusto (para empezar, porque le tenía manía a Beirut por ser un fenómeno Myspace). Con The Flying Club Cup me ha pasado tres cuartos de lo mismo. Y, llegados a este punto, sólo puedo considerar este proceso de apasionamiento lento pero seguro como algo sumamente positivo: es como un grupo de amigos a los que acabas de conocer. Son ruidosos y fiesteros... aunque fiesteros de una forma dulcemente anacrónica y, ehem, algo balcánica (o gitana, que afirmaría Estela: siempre me está diciendo que le recuerda a cuando los gitanos se suben al tren y se ponen a tocar de vagón en vagón). ¿Que el sonido balcánico no está de moda? Ya. Gracias a Dios. Pero será porque estoy hasta las pelotas de las fiestas moderniquis nu-raveras precisamente por lo que una fiesta como la de Beirut me resulta refrescante y apetecible. Aquí hay mucha trompeta, mucho cimbal y mucho instrumento folklórico (que no folkie), pero lo cierto es que Zach Condon ha suavizado el integrismo con el que abordaba el sonido centro-europeo y vintage para llevarlo a un terreno menos peliagudo pero igualmente valiente. Y además, nos regala piezas tremendamente bellas como Nantes, Cherbourg, St. Apolonia, La Banlieu (delicioso instrumental) o, por encima de todas, Cliquot, con una de esas letras que te gustaría gritarle al mar en una tarde de tormenta: "What melody will lead my lover from his bed? / What melody will bring him in my arms again?". Lo dicho: que la pregunta de ese estribillo es innecesario. Beirut conocen la melodía. Y ya me tienen en sus brazos. De nuevo.

E: (Pues entre las indias y los gitanos estamos a un peligroso paso de adaptar el look vagabundo chic. Que el rollo musical está muy bien pero yo ya me he descubierto mirando tiendas de segunda mano y de aquí a que vengas con un poncho roñoso al trabajo,dos días.)

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