martes, 29 de julio de 2008

retro4girls. Daft Punk - Discovery

R: Tres, dos o uno... Tú y yo lo sabíamos. Joaquín Luqui no lo sabía. No tenía ni puta idea, por mucho que hayamos utilizado sus palabras para arrancar este post. De hecho, creo que por entonces Joaquín Luqui estaba locutando los 40 principales de su cielo particular (con grupos ochenteros como Ray o Bros). Criando malvas, vamos. Sea como sea, y por muy pedante que parezca, Estela y yo sí que lo sabíamos. Estábamos totalmente seguros. Cuando salió a la venta el Discovery de Daft Punk, nadie daba un duro por él. Que si se habían pasado a lo fácil, que si molaba más cuando sus canciones eran tan duras que a veces tenías la impresión de que estabas escuchando Burnin' cuando en realidad tu vecino estaba de obras... Pero nosotros, un poco como va a pasar ahora con Black Kids (malas críticas por doquier... ¡bah!), pusimos las manos en el fuego con aquel disco. Y decíamos aquello de que lo más normal sería que, pasados unos años, todo el mundo estaría recuperando el sonido disco ochentero deliberadamente hortera con bajos demoledoramente rítmicos y vocoders a mansalva. Señoras y señores... ¿Justice? ¿Midnight Juggernauts? ¿La plantilla al completo de Ed Banger? ¿Modular & Friends? Lo dicho, Estela: tú y yo lo sabíamos.


E: Así es. Y pese a que ser el único renegao de clase con un poco de visión de futuro puede resultar a la larga cansino, también es verdad que cuando ocurren cosas como uno se siente muy orgulloso de ser tan visionario (lo que se llama el síndrome de Kassandra, que daría para una clase entera de nuestro querido profesor de Cultura Post-Moderna de la Universidad (¿qué habrá sido de él?).
Remontémonos unos años atrás en el tiempo. En 1997 irrumpe en la escena musical demoledoramente Homework. Piedra de toque de la música electrónica de los noventa (y posiblemente de la música electrónica general). Raül y yo no nos conocíamos entonces, pero a los dos nos marcó irremisiblemente aquél album. El se quedó tocao de por vida con Burnin' y yo con Alive. Empezaba a salir a la luz el zapatilla que llevamos dentro. La historia ya la sabéis. Pajas y más pajas (merecidísimas, que conste) a santo del susodicho album. Con sólo un disco editado Daft Punk son la gran esperanza electrónica.
En 2003 oimos el primer single de Discovery. One more time sonaba... diferente. Y aunque el abismo estilistico que había respecto a casi cualquier tema de los menos conocidos de Homework (Around the world no cuenta, que salía hasta en la lista sabatina de los 40) y podía provocar un arqueo de ceja en plan "¿¿perdón??" en seguida lo notamos: era un temazo de la vida. El rollo de la serie de videoclips con coherencia argumental made in Leiji Matsumoto no hacían más que corrobar que aquello iba a ser algo grande. Luego vino Aerodinamic. Más tarde Harder better faster stronger, y el resto ya era historia (al menos para nosotros). Discovery era el disco más avanzado de su época. Y eso que bebía, precisamente, de cualquier época anterior (funk setentero, el imprescindible de los franceses, italodisco ochentero y electro de finales de siglo). Raül y yo lo dijimos: dentro de diez años, todo el mundo hará discos como este (y entonces la gente nos miraba mal en el tren).

R: Y no sólo todo el mundo hará discos como éste. Sino que incluso seguirá sonando tan vigente como para que lo ripeen a la hora de hacer un vomitivo anuncio para Telefónica (que no sólo ripea la canción en cuestión, sino la creativadad de unos incautos que colgaron un video en YouTube). Sea como sea, ya han pasado siete años desde que el Discovery vio la luz y desde que la gente nos miraba mal por defenderlo. Pero es que no podíamos hacer otra cosa que adorarlo: no sólo los singles de los que ha hablado Estela eran puro y delicioso arrebato zapatillero (Harder Better Faster Stronger sigue siendo una de mis canciones favoritas de todos los tiempos), sino que la globalidad del disco era impecable y, sobre todo, homogenea. Coherente. Los franceses iban a la búsqueda y sublimación de un sonido concreto y se nota que no tenían miedo de llegar hasta el fondo, por mucho que dijeran aquello de "our work is never over". Las 14 canciones de Discovery han acabado por ser el decálogo imprescindible a seguir por cualquiera que quiera triunfar en el mundillo de la música de baile actual. Eso sí, que les quede claro a los Justice de turno que hay cotas insuperables. Y el Discovery es una de ellas. Sólo hay que escuchar la contagiosa alegría discotequera de Crescendolls o el irrepetible dueto que cierra el disco: en Face to face y Too long copula lo mejorcito de cada casa (musical). ¿Electrónica? ¿Pop? ¿Funk? ¿Disco? ¿House? ¡Qué más dá! Es, simple y llanamente, el sonido Discovery.

Eldelcascodorado says: "Oye, neng, ¿tú crees que en el casco se reflejarán
las putas que tenemos detrás de la cámara?"
Eldelcascoplateado says: "Da igual, tío. Luego con el Photoshop las podemos
cambiar por lo que quieras... ¿La Torre Eiffel?"

E: Y permitidnos unas líneas más, que reflejen el entusiasmo que nos despierta este disco (antes y ahora), por si no había quedado claro. Desde que empieza hasta que termina, Discovery es un catalogo de sonidos cien por cien bailables con tantas referencias que es imposible enumerarlas. Con subidas y bajadas que te dejan exhausto pero encantado. Superheroes es demoledoramente buena. Something about us es increíblemente bonita (yo me imagino a dos robots cantándose el uno al otro encima de la Pirámide de su directo). Veridis Quo es una rareza deliciosa y sobretodo, el final apoteósico con Face to face y Too long, que sirve a modo de cigarro después de un polvo estupendo (para el que fume, si no un vasito de naranja que también sienta muy bien en esas ocasiones). Discovery es de esos discos que merecen estar en tu estantería en un sitio destacado...y comprado. Descargárselo es casi indigno, porque todo lo que bailas ahora, ellos ya lo imaginaron.

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