lunes, 23 de febrero de 2009

versus4girls. Lily Allen - It's not me, it's you


¿Por qué le gusta a Estela?
1.
Porque Lily ha sabido renovarse y resurgir de la propias cenizas de sus cigarros y de las potadas de sus últimas parties. Para presentar este disco se ha hecho un cambio de look total. Ni rastro de melena de Jenni de extrarradio ni de sus pintas de protagonizar la nueva entrega de El aparcamiento de Callejeros. Lavada de imagen total y efectiva con un disco más dancero que su anterior trabajo, menos fresco pero muchísimo más directo.

2.
En el disco la buena de Lily carga contra todo y contra todos los que le han hecho la vida imposible durante los ultimos dos años. Se ríe de la hipocresía del celebrity star system y se mea en la cara de todos los que la criticaron por niñata y cretina. Sus letras son concisas, claras (creo que debe de ser la única british a la que entiendo sin problemas) y las temáticas hilarantes y divertidas: Fuck you y Not Fair son un claro ejemplo.

3.
Y luego está Back to the start que es el temazo indiscutible del disco, como si la muchacha hubiera aprendido algunas cosillas básicas sobre cómo levanar culos de sillas de su relación con el Chemical Brother aquél con el que estuvo, de cuyo nombre no puedo acordarme.

¿Por qué no le gusta (tanto) a Raül?

1.
Porque me flipa Go back to the start. Es un trallazo a là Kylie que no sólo mira del Fever hacia atrás, sino que se atreve con texturas electrónicas fascinantes, actuales, bailables y sudorosas. Pero es que, precisamente en comparación con este corte, el resto del álbum palidece y se queda chiquitito, chiquitito. Anodino. Hay veces que es mejor esperar, Lily, y que al menos la mitad de las canciones sean tan brutales como este Go back to the start.

2.
Porque ya no me trago el rollo de que lo que molan son las letras. Que sí, que molan. Pero llevamos dos discos en los que el interés musical está bajo mínimos: Not fair o Never gonna happen serás todo lo irónicas que quieras, pero es que la melodía de sus estribillos es de vergüenza ajena. Y los supuestos singles, como el primer The Fear, son apáticos (y ñoños) cuando pretenden ser elegantes (y ensoñados).

3.
Porque el punto fuerte de Lily Allen es su directo: verla en su apoteosis borracha y hooligan siempre es una delicia. Allá da igual la música... pero en un álbum, no. Un disco tiene que sostenerse por sí solo. Y, a no ser que cambie la dirección musical de esta niña, creo que al final puede quedarse en una broma. Divertida, pero con fecha de caducidad. Esperemos que siga la senda de Go back to the start.

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