lunes, 17 de septiembre de 2007

retro4girls: Blow up. El sueño de una mañana de verano (y no es una adaptación de Shakespeare)

Así... tú quieta... en la posición de la grulla guarrilla...
lo que sientes contra tus tetas es mi teléfono móvil... tranquila...


E: Londres. Un fotógrafo guapito de cara borde y pedante muy popular entre las modelillos mas in de su época fotografía en el parque a una pareja haciéndose mimitos y carantoñas. No son una pareja normal, él debe de ser alguien importante, porque la chica, en cuanto ve al fotógrafo lo asalta y le suplica que le de las fotos. Ante la negativa le sigue hasta su estudio y allí sigue dándole el coñazo. Se caen bien, charlan, ella se queda en tetas, se fuman unos porrillos y ella en plan "la compañía es muy grata pero tengo prisa, dame el puto carrete" le pide de nuevo las fotos. Muy misteriosa ella. El le da gato por liebre y le entrega un carrete que no es el que ella quería. Revela las fotos y se da cuenta de que el intríngulis no está sólo en el tipo. Hace ampliaciones. Mira. Observa. Más ampliaciones. La chica mira en dirección hacia donde en principio no hay nadie en escena y la secuencia de ampliaciones termina con un cuerpo yaciendo inerte en el suelo y una figura que surge de unos setos con lo que parece ser un arma. Todo muy granulado y poco fiable. Así que el tipo va al parque y descubre un cadáver allí donde en la imagen había una figura borrosa. No tiene la cámara. Vuelve a su casa. Se caga en la leche. En medio pasan cosas, hasta que vuelve al parque ahora sí, armado con su herramienta de trabajo para poder demostrar así que ha presenciado y fotografiado un asesinato. Pero el cadáver ya no está. Y el se queda ahí, plantado con cara de "me la han dado con queso" pasea un poco y presencia un partido de tenis entre unos mimos que le animan a formar parte de el. Fin.
Esto no es el argumento de la próxima película de David Lynch, aunque tranquilamente podría serlo. Es el argumento de Blow up de Antonioni y la peli tiene sus añitos ya, fue hecha en 1966 y fue el primer film de habla inglesa del director.

R: Después de haberme reído a mandíbula batiente con la descontextualización argumental realizada por Estela (¡esos mimos! ¡ellos son la clave de todo lo que pasa!), he recordado que el día después de que ella viera Blow up tuvimos una conversación de la que extraje dos conclusiones: 1. que la de Antonioni es una película de la que siempre debes chotearte (tiene cosas realmente surrealistas, tal y como pone en relieve mi compañera) por mucho que, como yo, la adores, y 2. que empezamos a tener un problema en nuestra comunicación REAL, puesto que cuando le pregunté qué le había parecido no quiso contestarme y me emplazó a escribir un post sobre ello. Ahora bien, leído su arranque, creo que mi defensa del film solo tiene una salida posible. Y es una salida que se me da bastante bien: la pedantería intelectualoide. Y es que Blow up es una película perfecta para desarmar a los capullos que te dicen que no les gustó porque el argumento no tiene sentido o porque, sencillamente, no tiene argumento. Señoras y señores, el argumento de Blow up no es más que una excusa, una de las múltiples muletas que el director utiliza con maestría para dirigirse directamente al turrón: la reflexión meta-cinematográfica. Vale que hay tetas y sesenteo y prota fotógrafo con cara de palo predecesor tremendo de Keanu Reeves... pero es que lo impresionante son esas escenas en las que el prota ordena la secuencia de imágenes tomadas en el parque: con cada nuevo orden, la secuencia revela un significado oculto y diametralmente opuesto al resto. Llegados a este punto, ¿se hace necersario que me descargue en plan pedante diciendo que Blow up es un film que pone sobre la mesa la relatividad y la artificialidad del cine (y del arte representativo en general)? Y lo mejor es que la chicha del film no acaba aquí, tal y como os explicará a continuación Estela...

E: En efecto, porque Blow up es una película muy diferente a todo. Retrata los sesenta londinenses con sus luces y sus sombras y a primera instancia podría ser considerada superficial, ya que por encima de los personajes están la trama (o la ausencia de ella, según se mire o lo cateto que seas) y la estética. Sin embargo lo que hace grande a Blow up y la aleja de la superficialidad fílmica es el juego de imágenes reales y fotografiadas en el que se basa. En ella Antonioni juega con el espectador de la mano del fotógrafo que presencia el asesinato, no lo ve pero lo fotografía, y aunque la cámara es en ese momento más veraz que el propio ojo humano, la borrosidad de las imágenes no adquiere valor hasta que él observa con sus propios ojos el cadáver. Sin embargo no puede probar nada si no lo fotografía bien definido, pues las imágenes que ya tiene son poco definidas, y cuando quiere hacerlo no puede porque el cuerpo ya no está. Un delicioso puzzle que confunde al espectador hasta el final, en el que el fotográfo presencia el juego imaginativo de los mimos y del que al final acaba formando parte, una conclusión tan visual como aplastante de la delgada línea que separa la realidad de lo imaginado y que obsesionó en gran medida al director a lo largo de su carrera. Un desarrollo que, además, se adelantó con mucho a su tiempo y que, bromas aparte, podría haber inspirado en gran medida al autor de Twin Peaks, citado más arriba, junto a otros muchos autores que en nuestra época juegan con esos truquillos de "sí pero no" que tanto fascinan hoy en día. Y es que ya lo dice mi madre, que todo está inventado ya.

No m'acuerdo si el director me ha dicho que ponga cara de triste,
o de cabreo, o de sorpresa, o de curiosidad...
Da igual... esta cara sirve pa tó...

R: (Me encanta nuestra nueva sección. El retro es lo más adecuado para dar rienda suelta a mi vena pedante de frases rimbombantes. ¿Cuál será el próximo clásico? ¿El nacimiento de una nación? ¿La tonta del bote?)

E: (De lo que no cabe duda es de que aparte de pedantes seremos tildados de oportunistas, pero nos da igual. Así que dejando el listón bien alto que no le extrañe a nadie que hagamos una reseña dedicada a la influencia de las películas de Lina Morgan en la comedia actual española, porque, ¿qué es Fernando Tejero sino una vulgar copia en macho de la Musa del cine español?)

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